Ruta y altimetría

Se inicia el paseo en Mudá, junto a la carretera, en el puente sobre el arroyo de la Pradera. Siguiendo la calle se deja la iglesia a la izquierda y se toma la siguiente calle a derecha. Una vez superado el puente sobre el río Monasterio se contínua hasta dar con un camino que se toma hacia la izquierda, en dirección noreste.

Se trata de una ruta muy cómoda, con apenas desnivel y sin dificultad alguna. Durante el recorrido predominan las praderas de diente y siega, testimonios del intenso uso ganadero que históricamente se hizo en el territorio y que ha dejado estos paisajes modelados por el hombre. El abandono de esta práctica, hace que con el paso del tiempo la vegetación vuelva a ganar terreno. En los bordes de estas praderas, aparecen manchas de roble melojo, y en las zonas más altas afloran peñas rocosas, hábitats propicios para el avistamiento de pequeñas aves -dependiendo de la época del año- como curruca capirotada, verdecillo, jiilguero, tarabillas común o norteña, camachuelo…. y de rapaces como milano negro, milano real, buitre leonado…

Siguiendo la pista, a unos 2 km gira a la derecha (sureste), y llega hasta un paso canadiense, que marca el límite entre los municipio de Mudá, San Cebrián de Muda y Salinas de Pisuerga.
La pista por la que se desarrolla el paseo es también usada muchos animales para realizar sus desplazamientos, por lo que no es difícil encontrar huellas o excrementos de zorro, tejón, garduña, gato montés… En las praderas, al atardecer, con suerte podremos ver algún ciervo o algún corzo pastando. También son espacios frecuentados por el esquivo gato montés.

Siguiendo por la pista principal finalmente se llega al pueblo de Monasterio, pueblo pequeño de tradición ganadera. Hay una fuente con agua potable.

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