Principales Singularidades:
Espléndida colección de canecillos románicos.
Enclave bucólico de la iglesia.
Escultura de estilo gótico de la portada
Principales valores:
Se trata de una iglesia de nave única divida en cinco tramos y cabecera compuesta de ábside semicircular precedido de un amplio tramo recto. Este templo constituye un buen ejemplo de iglesia rural en la que a pesar de la superposición de estilos y campañas constructivas, se conserva una cierta armonía general, quizá provocada en parte por la bella sillería de caliza en la que se levanta. La primera campaña constructiva data de hacia 1200 cuando se hace la cabecera y los muros de la nave. La cabecera sigue la tradición románica con el hemiciclo abovedada con cuarto de esfera y el presbiterio con bóveda de cañón apuntado. En el centro del ábside se abre una ventana abocinada y un segunda vano de similares características se abre en el muro meridional del presbiterio, pero fue cegado al construirse la sacristía gótica.
En el interior el paso de la cabecera hacia la nave se hace a través de un arco de triunfo apuntado que reposa en parejas de columnas adosadas coronadas por capiteles que, junto con los de la nave, muestran la vacilación entre el románico y el gótico, con un repertorio de piñas, acantos esquemáticos, flores de lis y flores de seis pétalos, sogueados, un Cristo crucificado, cestas con máscaras humnas u hojas lisas.
Destacar también dos piezas del mobiliario litúrgico que conserva la iglesia: la mesa de altar protogótica decorada por una cenefa donde se representan animales fantásticos y la pila bautismal que alberga una de las capillas abiertas en el muro norte de la nave.
En el exterior la portada sur presenta arco de medio punto y cuatro arquicoltas decoradas con medias cañas y boceles, recogidas por cuatro parejas de columnas acodilladas con capiteles vegetales esquemáticos. Sobre la portada destaca un friso decorativo tardogótico en el que se representa un apostalado y un Tetramorfos. Su origen iconográfico lo podemos encontrar en la fachada de Santiago de Carrión de los Condes luego adoptado también en Moarves de Ojeda o Zorita del Páramo. Del mismo taller que labró el friso son las dos representaciones de obispos sobre peanas con ángeles músicos que se sitúan en las enjutas de la portada
En la rica serie de canecillos de la cornisa se combinan los románicos, principalmente en el ábside, presbiterio y muro norte de la nave. Algunos son figurados, aves o leones, acróbata, músicos, personajes con libros, o vegetales de piñas o acantas. Otros son simplemente geométricos o lisos.
En la sacristía se conserva un retablo pétreo con el tema de la misa de San Gregorio. La composición se enmarca entre pináculos y bajo arco conopial, vemos a San Gregorio Papa, arrodillado ante Cristo, aparición sobrevenida mientras se encontraba celebrando misa. La parte superior del relieve muestra los instrumentos de la Pasión,
desde el beso de Judas, columna y látigos de la flagelación, gallo de la negación de Pedro, túnica, dados, corona de espinas, clavos, martillo, escalera y lanza. Según Julia Ara, el retablo fue encargado por el señor de Castrejón, Pedro Fernández de Velasco y por su esposa Mencía de Mendoza, cuya familia contribuyó a la reedificación de la iglesia de la Santa Cruz de Roma, marco del milagro de San Gregorio.