Como otras de su entorno, esta iglesia tan sólo conserva de su original románico la espadaña y el pórtico. Ambos elementos, junto a su situación en lo alto de la localidad, le confieren un encanto rural. La sencillez estructural de la espadaña y su ausencia de ornamentación la ponen en relación con los cercanos ejemplos de Areños, Camasobres, etc.
El ábside de la iglesia primitiva ha desaparecido y en su lugar se alza hoy una sencilla capilla cuadrangular de factura muy posterior pero que todavía conserva alguno de los canecillos que originariamente aparecerían bajo la cornisa del ábside, probablemente semicircular.
A principios del siglo XVIII se añadió la nave sur según se desprende de una inscripción conservada en el interior que dice: "Esta obra se hizo el año 1711 siendo cura el licenciado D. Tomás Alonso. Se hizo el retablo año de 1788". Sobre la imposta derecha de la puerta se lee la fecha de 1760.