Iglesia icono del románico en España en la que destacan su espadaña y armonía arquitectónica.
Data de principios del siglo XI, cuando fue fundada por la condesa Doña Elvira, esposa del Conde Munio Gómez. Es en 1478 cuando el monasterio del que formaba parte pasa a convertirse en Colegiata con abad y canónigos hasta 1851.
Artísticamente conserva prácticamente su fábrica románica original. Su planta de cruz latina tiene una sola nave, crucero, transepto y tres ábsides semicirculares, siendo el central el más grande. Exteriormente destaca por su bella y esbelta espadaña de tres cuerpos con cuatro troneras, por sus canecillos de variada decoración, así como por la ventana sur decorada con puntas de diamante, capiteles de entrelazos y una cara humana. El interior es sorprendente por su exquisito equilibro; con bóveda de cañón, crucero con decoración floral en los nervios y capiteles figurados entre los que destacan una pareja de bueyes. Pero sin duda, lo es por su altar mayor formado por pequeñas columnas con fustes y capiteles magníficamente decorados con motivos geométricos vegetales y entrelazados. En el interior se encuentra también una lápida sepulcral mozárabe que se es descubrió en 1970 con motivo de unas obras.